Aquí les dejo un cuento corto que escribí de la nada. Espero que les guste. (:
Con una sonrisa alada en la solapa y un adiós en la espalda, desmonta de su corcel en lo que parece ser la última estación de trenes de la región Craluz. El viento acaricia su melena y refresca los poros de su piel acaramelada. Dirige sus pasos a la taquilla de la estación y pregunta por la muchacha de piel oliva y ojos café. Adriana. Ya se había ido.
Se sienta a pensar en las bancas marchitas recostadas a las paredes de madera de la estación. Algunos letreros cuelgan del techo por medio de cadenas oxidándose lentamente e informan de las rutas y los andenes. No hay mucha variedad de lugares a donde ir de cualquier modo.
Un pequeño silbido lo alerta y gira su cabeza hacia la derecha, donde se termina la plataforma y los rieles se pierden en la infinidad de las montañas Aldanas.
“Si tan solo estuvieras aquí”, murmuró para sí mismo.
En la manera en que sus pensamientos se pierden en el recuerdo de las tardes de verano con la muchacha de piel oliva y ojos café, sus propios ojos se pierden en las profundidades de las montañas a lo lejos.
“Y tan solo queda un suspiro”.
- DS Razzmatazz.
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