En mañanas como estas en las que el frío se cuela por nuestra sangre hasta nuestros huesos, me siento en la orilla de mi cama, pensando en si tumbarme de nuevo sobre mis sábanas, almohaditas y peluches, o si, decididamente, pararme, bañarme y alistarme para el día de hoy. Supongo que debo alistarme, hay gente que depende de mi el día de hoy.
Y pues, todo menos dejar a alguien detrás. Eso es lo que me he aprendido de los valores militares, además de que es lo que más me gusta de su filosofía. Tal vez le deba eso a mi padrastro.
Salgo del baño y me doy cuenta de que sigue lloviendo a cántaros, este es el momento en que una cama se ve como oro en planeta de aluminio. ¿Por qué no saqué mi ropa anoche? Eso significa medio hora más pensando en que no se ve demasiado descuidado.
Supongo que eso es lo que hace el sueño. El no poder cerrar los ojos cuando uno así lo desea. ¡Desafortunados nosotros los que tenemos trabajos finales!
No comments:
Post a Comment