Mundos distintos...

Pensando en qué escribir vinieron miles de palabras, sin coherencia alguna a mi cabeza. Desde libros a mañana qué me pondré de vestir.

Palabras sueltas y frases enteras. ¿Qué escribir? ¿Cuentos? ¿Eventos? ¿Sueños? No sé. Escribir lo que siento, escribir lo que pienso… quizás.

¿Por qué somos así? ¿Qué nos predispone a ser de cierta forma?

-Qué raro suena tratar de expresar el nudo de ideas que tengo en la cabeza.-

¿Crianza y ambiente quizás?

¿Nuestra personalidad?

Esos rasgos factibles de cómo somos, esos detalles que proporcionan información de nosotros a otras personas.

Dicen que soy de una personalidad llevadera, alegre, cariñosa, receptiva. Palabras aquí y allá que después de un tiempo pueden perder significado.

¿Qué soy?

Una persona, un ser más de este mundo. Un ser humano con miles de ideas, problemas, posibles soluciones, trabajos, estudios, cosas que hacer. Una persona que puede llorar, reír, que puede sentir que el mundo se derrumba y aún así sonreír.

Pero ¿Por qué?

Porque pienso: para qué desperdiciar momentos valiosos de mi vida por unos cuantos que valen la pena ser sufridos para aprender lecciones duraderas. Es más triste estar triste y apagada siempre. ¿No?

En ciertos momentos, siento que DEBO estar alegre, que debo estar o actuar de cierta forma. Yo misma me predeterminé a ser así, a sólo enseñar mi lado positivo al mundo, a verle la cara feliz a todo, a no dejar que otros vean mi lado triste y negativo… siento que puede contaminar a las personas.

Finjo estar bien, aunque por dentro me ahogue en problemas y esté cual rompecabeza de mil piezas. Finjo estar feliz aunque por dentro quiero reventar en llanto o ira. Finjo motivación aunque por dentro no quisiera hacer nada.

Me he mentido tanto a mí misma que ya no sé qué finjo y qué no. He jugado con mis propios sentimientos y me encuentro en un punto donde no diferencio lo real de lo imaginario.

Me pregunto ¿Hasta dónde aguantaré? ¿Cuánto soportaré?

No creo poder pelear conmigo misma tanto, ocultar emociones se tornó una máscara que me tapa del sol, que impide que vea con claridad, solo veo una parte, veo lo que quiero ver.

Sólo veo bondad, cariño, amor, paz, sentimientos positivos y ¿Para qué? Si el mundo es está plagado de sentimientos negativos y de personas que lo hacen más negativo aún. Está lleno de odio, agresiones, guerras, deshonestidades.

Una parte de mi ser grita por quitarme la venda de los ojos, pero la otra parte me exige utilizarla, ya que sé que sólo de esa forma el mundo seguirá siendo lo que he pensado que es hasta este momento, ya que de esa forma podré mantener mis pensamientos buenos.

Lo cierto es que ver el mundo tal y como es me aterroriza.

Los periódicos, las noticias; todo te dice que las personas no son buenas.

¿Para qué vivir entonces?

Para luchar con y por un mínimo porcentaje de personas que aún conservan esa paz y positivismo, esa energía y entrega, esas ganas de querer cambiar al mundo.

Creo que, en el siglo XXI, con los cambios de diferentes índoles que se dan en las personas y en la forma de ver el mundo aún quedan esperanzas… después de todo dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

Yo no la quiero perder nunca.

Seguiré con los ojos vendados, viendo la vida como los colores del arcoiris, algunos días más oscuros que otros pero todos igual de hermosos. Seguiré viendo a los desconocidos como ángeles, seguiré repartiendo sonrisas y ayudando a quienes pueda, pues en cada detalle está la acción. En cada detalle se logra un cambio. En cada cambio se logra un acto productivo y en cada acto productivo se encuentra un ser igual de productivo que ha hecho ese acto y que puede cambiar al mundo quizás no en un día, quizás no sólo. Pero habrá construido, con su gesto de apoyo, una ciudad de sueños para otros.

Este es el mundo que yo veo. Este es el mundo que yo QUIERO ver.

S.A. :)